El 2020 fue para las empresas asociadas a AFCA, como proveedores indispensables de la industria alimentaria, el año de la “resistencia”, explica su presidenta, Amparo Lafuente. Ahora, es el momento de dar respuestas, ya que “la pandemia ha traído otra revolución que es el cambio de hábitos de compra” y los fabricantes de ingredientes, “con la inversión en I+D+i, conseguiremos las soluciones tecnológicas” tan necesarias
En un contexto complicadísimo, tanto a nivel sanitario como económico, las empresas relacionadas con el sector alimentario desarrollaron un sinfín de estrategias para resistir. A pesar de que todo el engranaje funcionó perfectamente, los resultados de nuestras empresas no se ajustaron a los crecimientos de años anteriores debido, principalmente, al descenso de las ventas en el canal Horeca, a la drástica caída del turismo y a los costes asociados a la implantación de medidas extraordinarias en nuestras compañías, que no compensaron el aumento del consumo en el hogar.
En el primer semestre del 2021, el consumo de la hostelería se ha ido incrementando, mientras que la venta de complementos alimentarios, ingredientes funcionales y nutracéuticos está reactivándose con mayor ímpetu, si cabe, ya que la pandemia ha despertado el interés de los consumidores por la alimentación saludable. La nutrición ha adquirido un nuevo enfoque como elemento preventivo y terapéutico de la salud. Todo ello beneficia a los asociados que fabrican o comercializan estos productos, pero todavía tenemos una serie de problemas derivados del Covid-19 que hemos de solventar para conseguir la tan ansiada recuperación.
Los confinamientos sucesivos, desiguales y desacompasados en los distintos países del mundo han desajustado la cadena de suministro de materias primas. Cuando algunos países se confinaban cerrando fábricas, otros salían con necesidad de adquirir materias primas para poder recuperar su normalidad. La situación no se ha resuelto a día de hoy, y está provocando fuertes tensiones entre la oferta y la demanda, reflejándose en grandes incrementos de precios de las materias primas en origen.
Si a este hecho le añadimos que las compañías navieras han suprimido rutas y frecuencias de sus barcos, nos encontramos con el resultado de la escasez y carestía de muchos productos básicos para nuestras empresas asociadas y, por extensión, para toda la industria alimentaria.
En los próximos meses se habrá de reajustar la cadena de suministros y reconstruir las líneas comerciales para que todo vuelva a fluir como antes, se produzca una mayor estabilización de precios y podamos trabajar sin sobresaltos.
Por eso desde AFCA somos prudentes y pensamos que el 2021 será el año de la “reconstrucción”. No obstante, tenemos indicios que nos hacen ser optimistas de cara al cuarto trimestre de este año y sobre todo al 2022.
Con la campaña de vacunación avanzada, la esperanza de una cierta recuperación turística y la llegada de los fondos de la UE, creemos que nuestras empresas serán capaces de retornar al crecimiento anterior a la crisis e incluso superarlo. Será el momento de la “recuperación”.
En lo que se refiere al apartado de los ingredientes funcionales, nutracéuticos y complementos alimentarios todo apunta a que la demanda será mayor a la de antes de la pandemia, ya que, incluso durante la misma, el consumo de productos beneficiosos para el sistema inmune y la mejora de la calidad del sueño se incrementó.
Nuestros asociados deben aprovechar esta oportunidad. Sus Departamentos de I+D+i, altamente cualificados y dinámicos, tienen que focalizarse en buscar mejores y más novedosas formulaciones a base de probióticos, prebióticos, complejos multivitamínicos y otros ingredientes funcionales que satisfagan las necesidades de los consumidores, tan preocupados por la salud.
Las soluciones free from, los ingredientes a base de productos naturales, los productos plant-based y los ecológicos serán otra oportunidad a tener muy en cuenta, ya que las dietas vegetarianas, veganas y flexitarianas están en pleno auge.
La nutrigenética y la nutrigenómica marcaran nuevas líneas de investigación para conseguir una nutrición más personalizada, de modo que la dieta nos pueda ayudar a prevenir enfermedades o a incidir positivamente en nuestra salud.
La pandemia ha traído otra revolución que es el cambio de hábitos de compra, o lo ha acelerado. La compra de comida ya preparada por internet y el delivery han llegado para quedarse. Nuestros asociados pueden tener un papel principal en todo el proceso de producción, transformación y, sobre todo, de distribución, aportando formulaciones de aditivos que preserven las características organolépticas de los alimentos, la seguridad y la calidad de los mismos en toda esta cadena, que se alarga, al llegar el alimento ya cocinado a casa.
La recuperación, por tanto, supondrá superar numerosos desafíos para aprovechar todas las oportunidades que han surgido a raíz de esta crisis. Solo con la inversión en I+D+i y la innovación conseguiremos soluciones tecnológicas en diferentes campos como la seguridad alimentaria, el procesamiento de alimentos, la distribución y la digitalización. Con las anteriores premisas, siempre con la mirada puesta en la sostenibilidad y la Agenda 2030, nuestras empresas asumirán los retos que el futuro nos depara.
Fuente: GUÍA DE LA TECNOLOGÍA ALIMENTARIA 2021
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